sábado, 12 de febrero de 2011

Nostalgia

Estoy aquí, sentada frente a mi Pc, pensando en que escribir, cuando me puse a meditar en que forma escribiría yo un ballet. Ya se que nunca he sido bailarina de este difícil pero hermoso baile, pero estoy escuchando algunas de mis melodías favoritas, "Nostalgia" y "Prelude" ambas de Yanni Hrysomallis, y no puedo evitar pensar en lo mucho que me recuerda el baile antes mencionado.

Imagino una hermosa bailarina sola en medio del oscuro escenario, vestida toda de blanco desde las zapatillas hasta el tocado. Camina lentamente y da pequeños giros de vez en cuando, parece que anda en busca de algo o de alguien... la bailarina esta triste ¿por qué? si es muy bonita y cuando baila pareciera como si flotase. Ella continua buscando a esa persona con quién había acordado verse en el claro de un sombrío bosque donde imagino que seguramente hace frío...

Parece que su ánimo disminuye a cada momento por que aún no llega esa persona a quién ella espera ¿qué será lo que le demora tanto? La bailarina se sienta en una enorme piedra que esta cerca y esconde el rostro entre sus manos pues seguramente la desesperanza la hace llorar, luego con las mejillas llenas de lágrimas levanta la vista al estrellado cielo para observar las estrellas que la observan tristes por no poderla consolar, a pesar que la hermosa luna esta en su etapa de mayor belleza, tampoco ella es capaz de hacerla sonreír, solamente suspirar mientras trata de no llorar otra vez...


Justo en ese momento, escucha el crujir de las hojas secas que le indican que alguien se acerca, cual es su sorpresa al mirar hacia donde cree que provienen los pasos... Es su enamorado. Ella se seca las lágrimas para salir al encuentro de su amado. Cuando él la encuentra, se da cuenta que es justo a la persona que llevaba tanto tiempo buscando y que las sombras de los árboles que antes les rodeaban les habían impedido verse antes. El la toma en sus brazos y se funden en un enorme abrazo.

Ella esta radiante, lo demuestra su sincera sonrisa y él respira ahora con tranquilidad, pues antes el bosque le había jugado un par de malas pasadas al hacerle creer que había encontrado a su bailarina, cuando en realidad se trataban solo de sombras provenientes de árboles que se mecían al compás del viento nocturno.

Una vez pasada la emoción inicial, ambos se dieron cuenta de que eran justo el uno para el otro, pues se volvían una sola alma al bailar juntos. El viento, los árboles, la luna y hasta las estrellas fueron los únicos testigos de esta historia de amor. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario