Hoy me gustaría compartir con ustedes algo de lo que fui consciente esta mañana. Como cualquier ser humano de este mundo debo seguir cierta rutina, la cual, en términos generales, no me disgusta porque en realidad disfruto de la vida que llevo y me gusta encontrar lo bello que tiene la vida para ofrecerme.
Precisamente pensando en eso... me encontraba en una de las calles más transitadas de esta bella ciudad, sin mucha prisa por llegar a mi destino, aún después de una agotadora jornada. Estaba esperando el bus que justo me deja cerca de mi parada final de ese momento, cuando pude darme cuenta de algo. Encontré un recuerdo del mar justo al escuchar el ruido de todo tipo de automotores ir y venir en la mencionada ruta, y es que me detuve a comparar el ruido de la calle y el del mar, ¿en que? se preguntaran...¿ Es que alguien de ustedes se ha sentado alguna vez junto al mar el tiempo suficiente como para notar el compás de su bella melodía? El que lo ha hecho me dará la razón, el mar tiene un dulce sonido de acuerdo al ritmo de las olas, pero hasta el se toma el tiempo necesario para un suspiro de vez en cuando y por unos cuantos segundos el sonido de las olas cesa y todo queda en un tranquilo y hermoso silencio, luego la melodía se reinicia y así continua inalterablemente.
Justo eso fue lo que pensé en ese momento, la calle es tan transitada a ciertas horas que hasta es casi imposible cruzarla, pero si uno se encuentra en una orilla esperando, se puede dar cuenta que hay momentos en que el escandalo cotidiano de tantos motores corriendo a toda velocidad se detiene por apenas un instante, pero ese instante es suficiente como para permitirnos tener un respiro de paz en medio del ajetreo normal de nuestras rutinas.
Mi invitación es que si un día se encuentran en medio de su rutina, corriendo para cumplir sus compromisos, recuerden que hasta las cosas más comunes de la ciudad pueden proporcionarnos un respiro si tan solo lo vemos de la manera más calmada.
Tienes toda la razón roommate! yo también me he encontrado cautiva de el compás de las olas del mar y como de repente se detienen para darnos a entender que el océano también respira. Me gusto mucho! Sigue asi, y seras la unica blogger a la que en realidad disfruto leer. :)
ResponderEliminarLa paz y la quietud son cosas que hoy en día no se pueden tener, a menos que uno busque como tu dices, el momento oportuno para detenernos...
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