Me encuentro frente a un paisaje casi idéntico al de la fotografía, el problema es que no tengo conciencia de cómo y cuándo llegue a este lugar, mucho menos sé en dónde me encuentro. Me siento completamente desorientada y confusa.
El clima esta realmente húmedo, además de muy frío... este se cala hasta mis huesos despiadadamente y me obliga a tiritar sin control, tampoco puedo saber que hora es pues me encuentro en penumbras, el cielo esta completamente cubierto por una densa tiniebla que apenas me permite ver un par de metros a mi alrededor.
Tengo que buscar algún lugar dónde refugiarme aún cuando es poco probable que alguien habite este lugar, pues a pesar que me encuentro frente a un puente; que la oscura tiniebla me hace creer que no tiene final, este luce viejo, quebradizo y muy frágil. Supongo que el puente me tiene que llevar a algún lugar y que tengo que atreverme a cruzarle aún cuando tengo una cruel corazonada que podría dañarse y dejarme caer al gélido río que me arrastraría quién sabe hasta donde, dejándome con aún menos posibilidades de sobrevivir.
Cuando por fin me atrevo a cruzarle... apenas he puesto un pie sobre las tablas del puente y estas crujen de una manera estremecedora pero debo ser valiente, el término valentía debo repetírmelo demasiadas veces para ver si eso me convence de hacer lo que creo que debería. Al dar el segundo paso un punzante dolor me obliga a detenerme e instintivamente buscar la causa del dolor en mi pie. La astilla que acaba de herirme no es lo que en realidad me alerta, sino que recién me doy cuenta que estoy descalza ¿qué tendría yo que estar haciendo en un tenebroso lugar como ese cubierto de oscura y fría niebla? ¿Por que no soy capaz de recordar que sucedió un momento antes de que tuviera conciencia de esto?
Poco a poco me voy dando cuenta que las cosas son cada vez más difíciles de comprender, pues cuando levanté mi pie para intentar quitarle la astilla, percibí un agudo dolor en la parte baja del vientre. El dolor se hace más agudo con solo tocar el vientre, involuntariamente pongo mis manos, pero en cuanto bajo la vista para ver que me sucede, me doy cuenta que el dolor se debe a que estoy sangrando. Si, sangrando...
Ya no soy capaz de controlarme, las ideas sobre lo que esta sucediendo se confunden con las incoherentes teorías sobre cómo me encuentro en estas condiciones, la neblina me oprime el pecho. El silencio, apenas roto por el murmullo del río, empieza a abrumarme y ha de enrarecer aún más el ambiente. Sin medir las consecuencias, decido cruzar el puente a toda velocidad esperando que en el mejor de los casos pueda encontrar a alguien que me atienda.
Por supuesto ya imaginaran que esta fue la peor decisión que pude tomar, tal y como me lo había dictado aquella cruel corazonada, el puente crujió con fuerza, cediendo a la presión repentina a la que lo sometí. Caí directamente al álgido río el cual en lugar de arrastrarme entre sus rápidas corrientes, me obligó a hundirme en una especie de remolino interno provocado por la posición de algunas piedras. Estoy luchando por salir del fondo, por tomar al menos una bocanada de oxígeno que ayude a mis debilitados músculos a luchar, la pelea contra corriente cada vez es más difícil por que el oxígeno rápido se quema en mis esfuerzos de supervivencia y aunque trato de impedirlo, no puedo evitar el instinto de abrir la boca en busca del inexistente aire en ese lugar donde me encuentro atrapada. Apenas estoy consciente, pero aún logro ver las ultimas burbujas de aire que se escapan de mis pulmones agotados. Después de eso solo hay completa oscuridad y una horrible sensación de caer al vacío.
¿Pero como puedo estar cayendo al vacío? ¿No se supone que debería estar muerta? ¿Será que pasaré consciente la penosa travesía hacía el más allá? Pero sí muchos describen el camino hacia la luz como algo que se encuentra en la altura ¿Dónde esta la luz? ¿Por qué sigo sintiendo que caigo? ¿Será que mi destino final es otro?
Acabo de golpearme la cabeza y la sensación de caída ha pasado ¿Qué encontraré al abrir los ojos? ¿Será que soy capaz de enfrentar mi nueva realidad? Como no hay otra manera de averiguarlo, abro despacio los ojos con la idea que puedo encontrarme en un mundo incomprensible del que seguramente no podré sacar una conclusión coherente... esperen... ¡este lugar no es el infierno! ¡este lugar es mi habitación! estoy en el suelo de mi habitación, todo ha sido un maldito sueño. Uno de esos que no había tenido en años, uno de esos que vuelven invisible la linea de diferencia entre la fantasía y la realidad. Quiero llorar de la rabia por el mal momento que me ha hecho pasar mi propia imaginación y al mismo tiempo llorar del alivio de saber que sigo viva y que todo eso fue tan solo una maldita pesadilla.