domingo, 19 de junio de 2011

Carta a mis amigos

En un punto opuesto, algo que es imprescindible para mí es la capacidad de escuchar. Dejaré que quienes me conocen opinen sobre mi en ese aspecto. Pero considero esto como algo tan vital, el reducido numero de amigos que conforman ese grupo han probado esa habilidad conmigo, y es que yo puedo lograr toda la paciencia del mundo para escuchar en silencio y sin juzgar, pero pocos tienen esa paciencia conmigo, aprecio tanto a quienes saben cuando tengo algo importante que decir, que tienen paciencia de escucharme y la bondad de aconsejarme según lo consideren mejor. Infinitas gracias por eso, aunque a veces no espero un consejo, solo la oportunidad de descargar mis emociones, mis sentimientos, mis pensamientos, mis pesares o mis alegrías... un oportuno silencio, una mirada comprensiva o una sonrisa cálida es todo lo que pido a cambio.

No tengo ni la menor idea que hora de desmadrugada será, y realmente no importa. Es posible que a causa de eso, esta composición no cumpla con todas las reglas gramaticales y de estilo que deba comprender, pero a veces la perfección la dan los sentimientos que se intentan expresar. Las disculpas de antemano.

Teniendo un "momento filosófico" conmigo misma, pensaba en el significado de una de las palabras más importantes que le dan sentido a mi vida: Amistad. No me nace escribir las mismas rayadas lineas sobre la importancia de la amistad como un valor y como parte importante en la vidad de todo ser humano. Para eso esta el colegio.


Me considero una persona por naturaleza fuertemente sociable, que le gusta conocer personas y mantener amistades en cualquier parte del planeta. Pero esta noche me he puesto a reflexionar que entre los miles de conocidos que tengo, mi grupo de amigos se reduce a un número tan pequeño que probablemente me basten los dedos de las manos para enumerarlos.


Hay cosas tan importantes a la hora de escoger un amigo, que no se puede tomar a la ligera... no pido demasiado, pero si lo básico como para lograr una amistad de muchisimos años, sino es que para toda la vida. También hay cosas que no me interesan en lo mínimo, pues no aportan mayor cosa al valor verdadero que todos tenemos como seres humanos que somos.

Una de las primeras cosas que no me resultan relevantes para una amistad es el aspecto físico, tengo amigos altos, chaparritos, gorditos y flacos, morenos y chelitos, de ojos café, verde, azul, pardos y negros. Eso no hace más o menos a una persona. Comprobado.

Tampoco me dejo llevar por apariencias o estereotipos. A una persona no se le puede conocer realmente por la imagen que proyecta en lo que acostumbramos llamar "primera impresión" darme cuenta de eso y tomarme el tiempo necesario para conocerlos me ha traido una satisfacción enorme. Me resulta tan gracioso que por apariencia tengo amigos que no encajarían con el "prototipo" de amigos que las personas creen que tengo por mi forma de ser, de actuar o por mi apariencia.


Otro aspecto importante... la facilidad para provocar sonrisas. Generalmente es más sencillo de lograr, el reto esta en hacerlo cuando recientemente hubo lágrimas o enojos. No es difícil cuando me conocen un poquito.


Hay amigos que se han ganado mi cariño y mi respeto. Por ellos daría la vida bajo cualquier circunstancia. Pero... (claro, también tenía que existir un "pero") tener ese punto en su favor, acarrea la responsabilidad de cuidar aún más la amistad, cuando alguien permite que yo le pierda la confianza, recuperarla es una tarea de titanes.


Algo de lo que podría permitirme enorgullecerme, es de la diferencias entre mis amigos. Ninguno es igual al otro, lo cual me permite aprender tantas cosas diferentes de cada uno, un excelente ejercicio para crecer como persona, pues sé perfectamente que no soy "monedita de oro" como para agradar absolutamente a todas las personas que me rodean, pero puedo decir con alegría que tengo amigos tan parecidos a mí, como personalidades totalmente opuestas a la mía. Eso enriquece mi capacidad de ser feliz, pues puedo compartir con algunos toda clases de gustos y con otros puedo tener los debates más interesantes sobre cualquier tema, de todos aprendo algo nuevo todos los días.


Hay tantas cosas que permiten que una amistad dure para siempre, enumerarlas todas me llevaría media vida, así que compartiré el mensaje con los amigos a quienes va dirigida esta composición. Los aprecio y los quiero, lo digo de corazón.

viernes, 17 de junio de 2011

Noche de estrellas


Faltan unos minutos para la media noche según el reloj que acabo de quitar de mi muñeca. Estoy en la cómoda oscuridad de mi habitación, sentada junto a la ventana, frente a la pc donde suena una de mis canciones favoritas de Ricardo Arjona. Bar.

Espero algún día tener la voluntad de expresar las emociones que tanto melodía como letras suelen producir en mi alma. Pero no esta noche, por favor.

Allá afuera, en la delicada oscuridad con que la noche envuelve cada árbol, cada faro y cada casa, me permito apartar la mirada de lo que escribo para observar el firmamento, que estrellado de pequeños y hermosos luceros, me invita a pensar en ti, a susurrarle al viento lo mucho que te quiero con la esperanza que talvez, el considere ser mi aliado, al menos esta noche y llevar entre sus alas mis palabras hasta el lecho donde duermes plácidamente y deje mi recado sobre tu almohada… solo para que pienses en mí.

Si el viento se convierte en mi aliado, aprovecharé mi suerte y pediré solo un favor más. Un último recado y no vuelvo a importunarlo. Desde hace poco soy consiente que teniéndote lejos de mí, son pocas cosas las que podemos compartir, pero eso no importa. Nos queda una cosa más, algo que solo compartiría contigo, por que sabes comprender el significado de tal idea. No importa cuán lejos nos encontremos, siempre compartiremos el mismo cielo, podremos ver las estrellas. Si alguna vez piensas en mí, acércate a la ventana y obsérvalas. Sé que sonreirás al saber que probablemente yo me encuentro haciendo lo mismo, mientras pienso en ti. Las estrellas siempre serán nuestras, no lo olvides.

Las estrellas juegan a las escondidillas, tras las sombrías nubecitas que divagan por todo el firmamento, amenazando con una refrescante lluvia de madrugada. Pero para mi desconsuelo… eso devuelve mis pensamientos a la realidad, a admitir con certeza lo mucho que te extraño.